Pérgolas

¡Para nada! Casi todas nuestras pérgolas están motorizadas. Basta con pulsar un botón del mando para poder desplazar el techo. Aun así, las no motorizadas requieren un mínimo esfuerzo físico para desplazarlas. Si hay alguna duda con el funcionamiento de cada tipo de pérgola, póngase en contacto con nosotros.

Nuestra recomendación es ser siempre prudentes y consultar. Al tratarse de estructuras que modifican la estética exterior o aumentan la superficie cubierta, suelen requerir el visto bueno de la comunidad y, en ocasiones, licencia municipal.

Esto variaría según el tipo de pérgola. Las bioclimáticas es de modelo orientativo, puedes mover el ángulo de sus alas. Las de palillería, techo móvil de cristal y lona tensada, son retráctiles, con los que puedes desplazar el techo y dejar el cielo completamente descubierto. Por último, estarían los techos fijos de cristal los cuales no se pueden desplazar.

Las pérgolas están diseñadas para que la lluvia no te arruine el plan, aunque con matices. Las soluciones rígidas, como las bioclimáticas cerradas y los techos de cristal, son totalmente estancas y canalizan el agua por su estructura para que no caiga ni gota. Las soluciones textiles, por su parte, utilizan tejidos impermeables de alta calidad que, con la inclinación adecuada, hacen deslizar el agua y te mantienen protegido perfectamente de las lluvias habituales.

¡Se nota muchísimo, pero cada una tiene su «especialidad»! Las pérgolas bioclimáticas y las textiles son las reinas del verano, ya que bloquean el sol y favorecen la ventilación natural para bajar la temperatura. En cambio, los techos de cristal son fantásticos para el invierno, pues crean un efecto invernadero que acumula el calor del sol, manteniendo la terraza templada cuando fuera hace frío. Aun así, para poder aislar el espacio del frío, por ejemplo, se recomienda cerrar la pérgola (por ejemplo, con cortinas de cristal).